viernes, 22 de noviembre de 2013

Subida a Ölberg (02/11/2013)


Cuánto tiempo ha pasado y qué pereza da escribir entradas en el foro de nuevo.


Hace unas semanas Jenny y yo decidimos aprovechar los últimos días del año con luz y fuimos a Siebengebirge a deambular en busca de nuevos caminos como acostumbramos a hacer siempre que queremos hacer caminatas por le monte.

Nos habían dicho que no todos los años se produce algo que se llama Gold Herbst (Otoño dorado), ya que algunas veces el invierno viene tan de pronto que no le da tiempo a las hojas de los árboles a amarillear. Y ya que este año parecía que los árboles lo habían conseguido, decidimos ir al monte a ver qué tan bonito era aquello.

Nuestro viaje comenzó como siempre en Königswinter. Decidimos tomar una pista hasta Drachenfels que ya habíamos tomado otras veces y que dado que comienza bastante lejos de la estación del tranvía que lleva hasta el pico, pues es bastante menos concurrida, amén de suave, pues la subida por la carretera es muy costosa.
¿Cuál fue nuestra sorpresa al llegar a la entrada de la pista?. ...Este cartel:


Junto a éste, había un texto que rezaba: "Peligro!. Debido a las fuertes lluvias puede haber corrimientos de tierra y el camino está cerrado hasta nueva orden. ". Evidentemente había también una valla enorme infranqueable. Así que seguimos los consejos del cartel y recorrimos el camino azul, dando así un pequeño rodeo que nos permitió pasar cerca de otra Mansión-Palacio en la zona: Hirschburg.


Muy bonito, ya me gustaría tener una casa como esa, bla, bla, bla,...pero esa foto no es nuestra. De hecho era imposible sacarle una foto de lo escondido que estaba. Y lo peor de todo es que ni siquiera se podría uno acercar a el, ya que resulta que es un recinto privado para seminarios de Vodafone.

Resultado: Total decepción. 

Pero como nos cogía de camino a nuestro destino no pudo minar nuestra moral para encontrar algo bonito que visitar en nuestra marcha.

Finalmente conseguimos llegar a nuestras queridas pistas a través del bosque. Y, aunque aún quedaba algún árbol que se resistía a amarillear, pudimos comprobar, por fín, como se veía el Otoño Dorado desde dentro del bosque. Ya lo habíamos comprobado desde la lejanía mirando a las montañas, pero no tenía nada que ver con caminar a través de los espesos bosques rodeados de una alfombra de hojas doradas (hubiera dicho cobrizas, pero le quita dramatismo a la frase).



Justo al llegar a Drachenburg encontramos una de nuestras queridas piedras-cartel que indicaba el camino hacia Ölberg. No sabíamos de qué se trataba, así que decidimos darle una oportunidad y ver que era. 

Ya a medio camino descubrimos un mapa de la zona y una pequeña taberna y vimos que Ölberg es la más alta de las siete montañas que componen Siebengebirge (460 m), lo cual nos animó aún más a seguir, ya que desde la cima podríamos ver toda la región.

Un poco más tarde descubrimos un pequeño mirador desde el que pudimos divisar algunos de los lugares que habíamos visitado con anterioridad. Como por ejemplo Löwenburg, la segunda más alta de las montañas sobre la que escribimos hace una temporada:


Como se puede apreciar, se pueden ver las ruinas de la fortaleza sobre Löwenburg.
Siguiendo en nuestras andadas, encontramos rocas de basalto. La región es famosa por tener muchos yacimientos de basalto en la zona. De hecho hay un gran acantilado de basalto al lado de Oberkassel. Y mientras observábamos estas rocas que nos acompañaban a lo largo del camino descubrimos lo que a partir de ahora será el mejor lugar donde celebrar una barbacoa de aquí en adelante:



Resulta que en medio de lo que parece un cráter, rodeado de rocas escarpadas, hay unas pequeñas chozas con barbacoas que pueden reservarse para organizar cualquier tipo de evento. Así que supongo que el próximo verano intentaremos convencer a nuestros amigos de ir a este idílico lugar.
Claro que por suerte se puede acceder con coche desde un pueblo más cercano que desde Königswinter subiendo sendas por el bosque.

Tras pocos minutos llegamos a Ölberg. A medida que nos acercábamos podíamos ver una pequeña casa situada en la cima.



Sinceramente he de decir que me enfadé mucho al llegar (a parte de que me dolía un muslo pues debió de darme un tirón en alguna pisada mal dada) pues, a parte de la casa, nos encontramos en la cima con esto:


Pero como no se puede luchar contra algo semejante, decidimos disfrutar de las vistas. También descubrimos que la dichosa casa era otra taberna, con una enorme terraza donde uno puede sentarse a tomar algo y disfrutar de este maravilloso paisaje:

Al otro lado de las siete montañas todo está a más altura.

El pequeño cuadrado sobre el pico es la torre de Drachenfels.
Después de disfrutar un rato de las maravillosas vistas (y del frío que hiela la sangre) volvimos a casa, pues ya eran sobre las 15:00 de la tarde y a eso de las 17:00 comenzaba a hacerse de noche.

Sin duda merece la pena subir hasta Ölberg para disfrutar de las vistas, a pesar de lo corrompidas que quedan tras descubrir la antena.

Hasta la próxima.
Guiller


1 comentario:

  1. Hola soy Judit!!
    eso que es por donde fuimos en verano por el castillo no?? pero por otro lado no? qué guay! a ver si me llevais por ahi pero que no me canse mucho que soy muy quejica ajajja
    Yo me voy a ir a Praga!!

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